Letra de Dato Biografico - Pedro Guerra
Letra de canci�n de Dato Biografico de Pedro Guerra lyrics
Cuando estoy en Madrid,
las cucarachas de mi casa protestan
porque leo por las noches.
La luz no las anima a salir de sus escondrijos,
y pierden de ese modo la oportunidad de pasearse
por mi dormitorio,
lugar hacia el que
por oscuras razones,
se sienten irresistiblemente atra�das.
Ahora hablan de presentar un escrito de queja
al presidente de la rep�blica,
y yo me pregunto:
�en qu� pa�s se creer�n que viven?;
estas cucarachas no leen los peri�dicos.
Lo que a ellas les gusta es que yo me emborrache
y baile tangos hasta la madrugada,
para as� practicar sin riesgo alguno
su merodeo incesante y sin sentido, a ciegas
por las anchas baldosas de mi alcoba.
A veces las complazco,
https://www.coveralia.com/letras/dato-biografico-pedro-guerra.php
no porque tenga en cuenta sus deseos,
sino porque me siento irresistiblemente atra�do,
por oscuras razones,
hacia ciertos lugares muy mal iluminados
en los que me demoro sin plan preconcebido
hasta que el sol naciente anuncia un nuevo d�a.
Ya de regreso en casa,
cuando me cruzo por el pasillo
con sus peque�os cuerpos
que se evaden con torpeza y con miedo
hacia las grietas sombr�as donde moran,
les deseo buenas noches a destiempo
pero de coraz�n, sinceramente,
reconociendo en m� su incertidumbre,
su inoportunidad,
su fotofobia,
y otras muchas tendencias y actitudes
que, lamento decirlo,
hablan poco en favor de esos ort�pteros.
las cucarachas de mi casa protestan
porque leo por las noches.
La luz no las anima a salir de sus escondrijos,
y pierden de ese modo la oportunidad de pasearse
por mi dormitorio,
lugar hacia el que
por oscuras razones,
se sienten irresistiblemente atra�das.
Ahora hablan de presentar un escrito de queja
al presidente de la rep�blica,
y yo me pregunto:
�en qu� pa�s se creer�n que viven?;
estas cucarachas no leen los peri�dicos.
Lo que a ellas les gusta es que yo me emborrache
y baile tangos hasta la madrugada,
para as� practicar sin riesgo alguno
su merodeo incesante y sin sentido, a ciegas
por las anchas baldosas de mi alcoba.
A veces las complazco,
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no porque tenga en cuenta sus deseos,
sino porque me siento irresistiblemente atra�do,
por oscuras razones,
hacia ciertos lugares muy mal iluminados
en los que me demoro sin plan preconcebido
hasta que el sol naciente anuncia un nuevo d�a.
Ya de regreso en casa,
cuando me cruzo por el pasillo
con sus peque�os cuerpos
que se evaden con torpeza y con miedo
hacia las grietas sombr�as donde moran,
les deseo buenas noches a destiempo
pero de coraz�n, sinceramente,
reconociendo en m� su incertidumbre,
su inoportunidad,
su fotofobia,
y otras muchas tendencias y actitudes
que, lamento decirlo,
hablan poco en favor de esos ort�pteros.