Letra de Relaciones Peligrosas (Feat. Fito Paez) - Andy Chango
Letra de canci�n de Relaciones Peligrosas (Feat. Fito Paez) de Andy Chango lyrics
Te fijaste por fin en sus ojos sin fe
y en el fondo del bar le invitaste un caf�.
Era dulce su voz, que callaba tristezas,
te envolvi� en su belleza y os quisisteis los dos.
Y os marchasteis a estrenar,
mil besos a su dulce hogar.
Sus ojos que tanto te gustaban
cubr�an de caricias tu piel con su mirada.
Su boca que tanto te gustaba
diciendo mil palabras apasionadas.
Su coraz�n que tanto te gustaba
lat�a suavemente al ritmo de los sue�os.
Sus manos que te gustaban tanto
apretando las tuyas con gesto embriagador.
Con su precioso mirar,
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con sus manos delicadas,
con su boquita fina y su digna soledad.
Su pobre coraz�n quer�as despertar
pero ella dijo: "Antes deber�amos cenar."
Y all�, al calor del hogar,
ella se puso a cocinar.
Sus ojos que tanto te gustaban
miraban la sangre que se derramaba.
Su boca que tanto te gustaba
murmuraba palabras que te desesperaban.
Su coraz�n que tanto te gustaba
el fin de los amantes a golpes anunciaba.
Sus manos, aquella maravilla,
hund�an el cuchillo, sin la menor piedad.
y en el fondo del bar le invitaste un caf�.
Era dulce su voz, que callaba tristezas,
te envolvi� en su belleza y os quisisteis los dos.
Y os marchasteis a estrenar,
mil besos a su dulce hogar.
Sus ojos que tanto te gustaban
cubr�an de caricias tu piel con su mirada.
Su boca que tanto te gustaba
diciendo mil palabras apasionadas.
Su coraz�n que tanto te gustaba
lat�a suavemente al ritmo de los sue�os.
Sus manos que te gustaban tanto
apretando las tuyas con gesto embriagador.
Con su precioso mirar,
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con sus manos delicadas,
con su boquita fina y su digna soledad.
Su pobre coraz�n quer�as despertar
pero ella dijo: "Antes deber�amos cenar."
Y all�, al calor del hogar,
ella se puso a cocinar.
Sus ojos que tanto te gustaban
miraban la sangre que se derramaba.
Su boca que tanto te gustaba
murmuraba palabras que te desesperaban.
Su coraz�n que tanto te gustaba
el fin de los amantes a golpes anunciaba.
Sus manos, aquella maravilla,
hund�an el cuchillo, sin la menor piedad.